Javier García del Valle, el gerente de la agencia de viajes Happy Tour, llegó a Rumanía en 2008. En una entrevista en exclusiva con iTRAD declaró que no sabía muchas cosas sobre este país cuando recibió la propuesta de venir a Rumanía como gerente del fondo de inversión Ged Capital.
Poco a poco empezó a documentarse y formarse una opinión sobre el lugar en el que iba a vivir.
¿Quién es Javier García del Valle, el gerente de Happy Tour y cómo consiguió adaptarse a la vida de Rumanía? descubre en la primera parte de una entrevista en exclusiva con iTRAD.
Javier García del Valle: Javier (Javi para los amigos), es un malagueño que, desde muy pequeño, vivió, debido al trabajo de su padre, la pasión por viajar; la pasión por la diversidad que el mundo nos ofrece, por y para darnos cuenta de lo mucho que hay “ahí fuera” y, a la vez, valorar lo que uno tiene; para darnos cuenta, en definitiva, que vivimos en esa “aldea global” y que todos somos ciudadanos del mundo por lo que, como tales, debemos conocerlo. En mi caso, son ya 71 (en Julio visitaré el número 72) los países que he visitado y, de cada uno de ellos he aprendido y me han ayudado a ser la persona que soy hoy. Viajar ha sido, y es, mi pasión, mi vida. Me he dedicado a ello tanto en lo profesional como en mis ratos de ocio; como suelo decir, “hago lo que me gusta y, demás, me pagan por hacerlo”. Javier es, también, una persona abierta, curiosa, sensible, coherente, exigente, buscadora de nuevas experiencias, ávida por aprender y conocer personas y cosas nuevas y que es amigo de sus amigos y pone a la familia, sobre todo lo demás.
Javier García del Valle: Para serte sincero, no demasiado. Cuando en 2008 el fondo de capital riego GED Capital, me ofreció venirme a Rumanía, la imagen que yo tenía de este país, la verdad, no era de las mejores. Como bien sabemos, en España hay más de un millón de rumanos (declarados) y, como en todas las comunidades, hay gente muy buena y gente muy mala. Por desgracia, cada vez que oía hablar de Rumanía o de los rumanos, era en las noticias, informado que alguien de este país había cometido tal o cual delito en España y que había sido detenido o extraditado. Por eso digo que, en principio, la imagen que tenía no era de las mejores y, si a eso le añades el hecho de que había visto por la televisión, años antes, las imágenes de la revolución en Rumanía y las del juicio y ejecución de Ceaușescu, bueno pues, un poco de reparo si que tenía. A la vez, debido a ese gran número de rumanos residentes en España, y a mi carácter, empecé a conocer personas de este país, que vivían y trabajaban en mi ciudad y que, debido a su perfección en el idioma (yo creía que eran españoles), nunca se me ocurrió preguntarles de donde eran. Al saber que me iba a Rumanía mis amigos empezaron a presentármelos y tuve la oportunidad de hablar con varios de ellos lo que me dio la oportunidad de conocer “la otra verdad”, gente trabajadora, amable, muy inteligente. Y, por mi parte, hice también otras averiguaciones y búsquedas que me dieron la verdadera imagen de este maravilloso país y fue lo que me hizo decidirme a aceptar la oferta y venir.
Javier García del Valle: Para un español la adaptación a Rumanía es o, en principio, debería ser bastante sencilla. Somos latinos (con más o menos influencias), los idiomas, aunque distintos, son similares, nos gusta la comida, y nuestras gastronomías son ricas y variadas, disfrutamos con la música y el baile, con la fiesta y el folklore (aunque a nosotros nos gusta el volumen de la música, un poquito más bajo, sobre todo en restaurantes), somos abiertos… No, no fue difícil adaptarme a la vida rumana. No cabe duda de que hay grandes diferencias con mi país, bueno, con el mío y con cualquier otro, porque cada país es diferente. Aún hay cosas a las que no me he acostumbrado después de 11 años, como por ejemplo al tráfico, a la manera de conducir, de aparcar, etc. Pero, si, me siento totalmente integrado en esta comunidad. Volviendo a la lengua, al cabo de unos meses conseguía entender bastante y con el tiempo, prácticamente todo, pero cuando se trata de hablar, la cosa cambia hoy en día creo que me defiendo bastante bien, pero comento muchísimos errores gramaticales. Nunca tomé lecciones de rumano, he sido autodidacta, con las ventajas e inconvenientes que ello acarrea. Lo de la capacidad en los idiomas de las gentes de este país es admirable, cuando voy a un restaurante o comercio y quiero hablar en rumano, me dicen en perfecto inglés, francés e incluso español.
Javier García del Valle: Como buena empresa de turismo, se hablan varios idiomas. Hay con quien hablo y me responde en rumano, hay con quien hablo en inglés y me responde en italiano, hay con quien hablo español, francés…. Depende de cada uno, pero en general, el idioma “oficial” conmigo es el inglés y, cada vez más, intentamos utilizar el rumano.
Javier García del Valle: Para nada, en absoluto. No cabe duda de que, si pudiera hablar un perfecto rumano, me sería mucho más fácil la interrelación, pero, como he dicho antes, la capacidad políglota del rumano hace que, de una u otra manera, si queremos comunicarnos, lo hacemos. Quizás si lo hablara, podría inmiscuirme más en la vida social o política del país (entender más en detalle noticias o situaciones que aparecen en la prensa o televisión y que, quizás, algunas se me escapan). Leer un documento completo en rumano me lleva muchísimo tiempo y necesito un diccionario al lado. Eso no ayuda pero, en las relaciones personales no tengo, creo, ningún problema.
¿Cómo consiguió el empresario Javier García del Valle, adaptarse al entorno económico de nuestro país y cuáles son sus consejos para los jóvenes empresarios de Rumanía? descubre en la segunda parte de nuestra entrevista.
Pentru a va oferi o experienta de navigare mai buna acest site foloseste cookies.
Daca esti de acord cu acestea, inchide aceasta notificare sau afla mai multe despre setarile cookies aici | OK, inchide